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lunes, 4 de mayo de 2015

Museo Fray Pedro Gocial


Dirección: Cuenca 477 y Sucre

Horario de Atención: Lunes a viernes 09h00 a 13h00; 14h00 a 17h00; Sábado: 09h00 a 18h00; Domingo: 09h00 a 12h00

Valor: Adultos $2,00; Estudiantes y 3ra. Edad $1,00; Niños $0,50

En sus inicios se llamó convento máximo de la conversión de San Pablo porque la primera capilla se terminó el 25 de enero de 1536, el 25 de enero es el día de la conversión de San Pablo es por ello el nombre. Fray Jodoco Rique y fray Pedro Gocial fueron los primeros en llegar a nuestro territorio como miembros de la orden franciscana.

En este convento nace una de las leyendas más tradicionales de Quito es la de Cantuña, quien fue contratado por los frailes para que construya el atrio, en un tiempo determinado, Cantuña al ver que su progreso se venía abajo por el clima de Quito y el tiempo se le iba como agua entre los dedos, decide acudir al diablo dando a cambio su alma; el trato era que debía estar terminado antes del amanecer.

Miles de diablillos trabajaron para terminar la obra, Cantuña al ver que la obra estaba por terminarse recogió una piedra y la escondió en su poncho para el pacto se anule y así salvar su alma de las manos del diablo. Se dice que Cantuña arrojó esta piedra a la Plaza de San Francisco, y que quien la encuentre deberá entregar su alma a cambio del alma de Cantuña. Así que tengan mucho cuidado con lo que recogen mientras caminan...


En el pórtico de entrada vemos el cuadro pintado por Antonio Astudillo representa a fray Jodoco Rique bautizando a los indígenas, el bautismo es el primer paso para una vida cristiana, por eso a su lado vemos a un franciscano enseñando y evangelizando.

Nos da la bienvenida una maqueta que representa los detalles de este conjunto arquitectónico.

A lo largo del recorrido observaremos pinturas con las principales etapas de vida de San Francisco de Asís, la creación de la orden y la iconografía que los caracteriza.

Encontraremos también la Sala de la Procesión de Semana Santa, las figuras que forman parte de esta actividad tienen particularidades atribuidas a los maestros de la Escuela Quiteña, afamada en muchos lugares del país y del mundo, por sus técnicas y detalles. Incluso encontraremos una escultura de San Pedro cuya base de la cabeza es un cráneo real.

Seguimos con la Sala Mariana, donde se exhiben obras de Bernardo de Legarda, Miguel de Santiago, entre otros; todas haciendo alusión a varias de las advocaciones de la Virgen María. A continuación la Sala de Bernardo Rodríguez (XVIII) y la obra pictórica enfatizada en San Antonio de Padua, se caracterizó por introducir la luz en la pintura quiteña que era sombría.

Este recorrido continuará mostrando derroche de arte en sus vitrinas y pasillos, para culminar en el asombroso coro.

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